23 Oct
23Oct

Antiguamente las naranjas no eran como las conocemos hoy en día. La antigua naranja amarga y su cultivo comenzó en la Península Ibérica con el Califato de Córdoba. La naranja se conocía exclusivamente como “Taronja de llavar budells” o “Taronja de porc”, ya que su jugo amargo se utilizaba como condimento, sustituto del limón o para la limpieza y preparación de embutidos del cerdo, así como sacar brillo a objetos de cobre y latón de la época.


Sin embargo, hay algo muy curioso en todo esto como el por qué se utilizaba la naranja para la limpieza de las tripas y embutidos del cerdo, si la religión musulmana está en contra del consumo de esta carne. Parece ser que los musulmanes respetaron a los cristianos y judíos que vivían bajo su dominio y, por lo tanto, sus condiciones, tradiciones e historia, a pesar de la conquista e invasión desde el año 711, tras la aceptación de la imposición del nuevo orden al que eran sometidos éstos. Bajo esta condición de respeto a las llamadas Gentes de Libro (los cristianos y judíos que vivían en territorio musulmán pero que no se habían convertido al islam), sólo les exigían el no condicionar o convertir a la gente a una fe en la que no creían. Además, se establecieron en los que los no musulmanes tenían libertad de culto y derecho a organizarse municipal y jurídicamente a cambio de someterse a la autoridad militar, civil y monetaria (a través del impuesto yizia) islámica.

Actualmente ya no se utiliza el jugo de las naranjas para la limpieza de las tripas y de los embutidos, ya que las naranjas que se cultivan ahora no tienen la acidez que requiere una buena limpieza de las mismas.

Como experiencia personal os puedo decir que en mi familia siempre se han lavado dos o tres veces con agua caliente, unos trozos de limón, algunos tomates verdes y jabón casero y os puedo asegurar que esta técnica no falla.


Cintia Juárez Cano

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